RUKELY:
Estoy parado frente al feretro de mi amigo luchando con esta lágrima que intenta resbalar en mi mejilla. Tengo el cuerpo tembloroso, me siento muy débil. Pocas veces le ha ocurrido algo irreversible a uno de los nuestros, y esta vez ni con todo el dinero del mundo le podremos devolver al Ruko la sonrisa que perdió. Eso es lo que me parte el corazón.
Lo conocí allá por el 91, cuando la gente de Surco comenzó a bajar en «mancha» a la tribuna, pero fue recién en los ultimos tres años que mantuve contacto permanente con él, descubriendo aquel fanático que sintonizaba la misma religión que uno: esa loca pasión llamada UNIVERSITARIO.
Su presencia junto al bombo se fue haciendo rutina con los años. Su aliento desaforado, las venas de su cuello erguido a punto de reventar, su kepí como recuerdo de su paso por la infantería de marina, y ese clásico cantico que «mandaba» en cada partido, con su peculiar estilo y tono de voz. De todo ello, hoy sólo nos queda el recuerdo.
Estoy parado frente al féretro de mi amigo y pienso en él. Ya han pasado diez horas desde que me enteré de la noticia, y aún no la logro asimilar. Tan sólo dos días atrás lo vi lleno de vida en el partido frente al pesquero. Aquella noche fue la última vez en que pude estrechar su mano. No entiendo cómo pudo haber ocurrido algo así.
Rukely se nos fue, nunca más volverá a estar físicamente con nosotros, una bala disparada por él mismo terminó con su vida. La Trinchera llora, sufre, porque ha perdido a uno de sus hijos predilectos, porque otro de los viejos guerreros se aleja para siempre del cemento que lo vio crecer. Ahora «la gente» camina con la cabeza gacha y el corazón herido: un hermano a dejado de existir.
Hoy tu cuerpo descansa en un cementerio cercano al que fue tu hogar, pero tu alma, en cambio, deambula por la tribuna entre nosotros. Quienes te conocimos guardaremos esa imagen del joven irreverente que siempre fuiste, y mantendremos tu nombre en un lugar preponderante en el alma de nuestra Trinchera. Hasta pronto, Rukely. Algún día nos volveremos a encontrar.
El cuadro descansa orgulloso en la pared de un callejón desde hace mas de 7 años. La foto corresponde al tiempo de la "cúpula" en que Misterio integraba el triunvirato del poder. Una foto para eternizarnos juntos loco, le dijo Rukely aquella tarde. Y la cámara se encargó de registrar esta imagen. Maldita presunción la del Ruco.
Por nuestros hermanos
que alientan desde el cielo!!!